Mientras que en China anunciaron que la
enseñanza de la inteligencia artificial será obligatoria en todas sus escuelas,
en la capital regional de Los Lagos se gesta una inédita propuesta tecnológica
que podría cambiar para siempre la forma en que los niños, especialmente de
zonas más remotas, interactúen con la tecnología del futuro.
El un mundo donde la inteligencia artificial (IA) y la robótica dejan de
ser ficción para ser parte de nuestra vida diaria, la pregunta no es si vamos a
interactuar con ellas, sino cómo y desde cuándo nos prepararemos para hacerlo.
Intentando dar una respuesta a este desafío, el académico de la Facultad
de Ingeniería de la Universidad San Sebastián en Puerto Montt, Cristhian
Aguilera, lidera un ambicioso proyecto FONDEF IT: construir un brazo robótico
capaz de entender el lenguaje humano para colaborar con estudiantes en el aula.
La iniciativa cuenta con el respaldo de la Agencia Nacional de
Investigación y Desarrollo (ANID), siendo su principal objetivo no sólo crear
un dispositivo, sino descentralizar y democratizar el acceso a la
alfabetización en robótica e inteligencia artificial, especialmente en
comunidades donde los recursos son escasos.
"Vemos que a nivel global la interacción con la inteligencia
artificial será parte de nuestra vida cotidiana, tan común como usar un
smartphone hoy en día. La pregunta que debemos hacernos es: ¿estamos preparando
a nuestros niños para ese futuro?", comenta el profesor Aguilera.
"Este proyecto nace de la convicción de que nadie pueda quedar atrás.
Queremos que un niño en una escuela rural de nuestra zona tenga las mismas
oportunidades de comprender y colaborar con un robot que un estudiante en Hong-Kong,
por ejemplo", agrega.
Un compañero de aula que ve, escucha y enseña
El prototipo, que ya cuenta con una primera versión funcional, es más
que una simple máquina programable. Equipado con cámaras, sensores y un
computador integrado, el brazo robótico puede "ver" su entorno e
interactuar con objetos. Su principal característica es una inteligencia
artificial capaz de comprender comandos de voz en lenguaje natural.
Los anterior significa que un niño no necesitará saber programar para
interactuar con él. Podrá pedirle que mueva un objeto, que realice una
secuencia de tareas o que colabore en un experimento. Pero la interacción va
más allá. Si el estudiante comete un error, el robot está diseñado para
orientarlo. "La idea es que los niños tengan un acercamiento temprano y
colaborativo con los robots. Si el niño se equivoca, el robot podrá guiarlo con
la voz, convirtiendo el error en una oportunidad de aprendizaje", señala
Aguilera, quien es Doctor en Informática.
En esta labor -de construcción y ensamblaje de las piezas-, participan
estudiantes de la misma Universidad, quienes más adelante serán embajadores del
proyecto con las comunidades educativas, proyectando articular la investigación
y la vinculación con el medio para robustecer el impacto de la iniciativa.
Una de las innovaciones más destacadas del proyecto es su capacidad para
funcionar sin conexión a internet. "Entendemos la realidad de la ruralidad
en nuestro país. No siempre hay una conexión estable a internet en lugares
aislados. Por eso, era fundamental que el robot pudiera operar de manera
offline, garantizando que la falta de conectividad no sea una barrera", agrega
el académico.
El objetivo a mediano plazo, en el transcurso de un año, es tener una
versión final y construir al menos 14 brazos robóticos adicionales para una
implementación a mayor escala, comenzando por las escuelas rurales para luego
expandirse a establecimientos del radio urbano.
Imprímelo tú
La meta no es sólo construir estos brazos robóticos, sino también
empoderar a las comunidades educativas. El proyecto contempla que los propios
colegios y escuelas puedan, mediante impresoras 3D, imprimir las piezas del
brazo y ensamblarlo localmente.
El verdadero desafío, y donde se concentra el trabajo de los
investigadores, es robustecer el software y la inteligencia artificial para que
el robot cumpla su fin pedagógico de manera efectiva e intuitiva. "No
basta con tener el conocimiento, hay que saber transmitirlo. Cada pregunta de
un niño es una oportunidad invaluable para el aprendizaje. Queremos que este
brazo robótico sea un puente que despierte la curiosidad y la
creatividad", enfatiza el líder del proyecto.
LIRIA: un laboratorio para el futuro
Este proyecto es sólo la punta de lanza de una visión más amplia, dado, que,
como resultado de esta iniciativa, la Universidad San Sebastián está
consolidando la creación de LIRIA: el laboratorio interdisciplinario de
Robótica e Inteligencia Artificial en Puerto Montt.
Este centro no solo dará soporte al proyecto del brazo robótico, sino
que buscará abordar desafíos territoriales específicos de la región de Los
Lagos, desarrollando herramientas tecnológicas para industrias clave como la
acuicultura, la agricultura y otros sectores productivos, demostrando así que
la innovación de clase mundial puede nacer y tener un impacto directo desde las
regiones.
De hecho, “estamos colaborando con expertos de Georgia Tech, una de las
universidades más prestigiosas a nivel mundial en ingeniería, para trabajar en
conjunto en la construcción de un robot robusto y de calidad mundial”,
puntualiza el académico.
Así, lo que comienza como un brazo robótico para un aula rural, se
proyecta como el motor de una nueva etapa de desarrollo tecnológico con
pertinencia local, preparando a las nuevas generaciones no sólo para consumir
tecnología, sino para crearla, entenderla y colaborar con ella.
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