Hoy en día las familias recurren a la
Terapia Ocupacional, con el objetivo de buscar apoyo profesional para el
desarrollo de sus hijos e hijas en actividades cotidianas como el juego, la
alimentación y la participación social. Sin embargo, este camino no siempre es
fácil. El ritmo de vida actual ha impuesto grandes desafíos a madres y padres
en su labor de crianza, como lo son: Las extensas jornadas laborales, el estrés
económico y la falta de acceso a espacios recreativos, los cuales limitan
las oportunidades de juego y exploración,
elementos fundamentales para el desarrollo infantil.
Frecuentemente, las familias se enfrentan a un obstáculo silencioso pero crucial
en su día a día: el entorno
en el que crecen niños, niñas y adolescentes (NNA). El lugar donde
vivimos, estudiamos y nos relacionamos influye directamente en lo que hacemos
cada día en nuestra cotidianidad. Este entorno, puede ser facilitador en la medida que ofrece apoyo, espacios y
oportunidades para el aprendizaje y desarrollo o en el caso más desfavorecedor
convertirse en una barrera que limita y restringe la participación en actividades importantes, afectando tanto a niños
y niñas como a
sus familias y a las y los profesionales que lo acompañan.
Como profesionales que nos desempañamos
en el área infantil hemos observado como influyen las oportunidades diarias en el desarrollo integral del niño, destacando tres factores claves:
Uno, escasos espacios
de juego en entornos
seguros y en familia, dos rutinas desestructuradas que afectan los hábitos en la alimentación y el sueño,
y por último uso excesivos de pantallas tanto en primera infancia
como en adolescencia. Un ejemplo de esto es que el uso de pantallas interfiere con las señales
de saciedad, haciendo
que los niños continúen comiendo
sin sentirse satisfechos. De manera similar, también
se ha observado que la exposición a pantallas reduce los niveles de melatonina,
dificultando la conciliación del sueño. No se trata de demonizar la tecnología,
sino de encontrar un equilibrio que permita a los NNA crecer con experiencias
variadas y enriquecedoras.
En el Día del Terapeuta
Ocupacional, celebrado el 5 de abril en nuestro país, nos invita
a visibilizar la importancia del rol terapéutico en el desarrollo
infantil, destacando la profesión como un puente entre la intervención
terapéutica y la vida cotidiana. En otras palabras, la infancia es la etapa
donde la terapia ocupacional tiene un impacto más profundo y preventivo, es el momento en que
se desarrollan las bases
de la autonomía, la regulación emocional, la interacción
social y las habilidades sensoriomotoras.
Es también
una oportunidad para poner sobre la mesa las barreras
que muchos profesionales enfrentan día a día, la falta de recursos, espacios, la
sobrecarga de usuarios, donde la alta demanda y el tiempo limitado dificultan
una intervención óptima. En definitiva, no basta con el esfuerzo
individual: Se requieren políticas públicas que garanticen
condiciones dignas tanto para los terapeutas como para las personas que
requieren atención. Por lo tanto, la inversión en la infancia no solo impacta
el desarrollo individual de los niños, sino que también construye una sociedad más
equitativa y saludable.
Hoy queremos expresar
nuestro saludo y reconocimiento a quienes ejercen
la profesión en nuestro país y a quienes
están en proceso de convertirse en Terapeutas Ocupacionales, por su dedicación,
compromiso y entrega en la promoción del bienestar
y la calidad de vida de quienes acompañamos día a día.
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