Matías Medina González. Académico Facultad de Medicina y Ciencia.

                                                           Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia

El invierno actual ha traído consigo un panorama complejo en materia de virus respiratorios, con la influenza AH1N1 acaparando la atención como la principal amenaza.

A pesar del programa de vacunación implementado en Chile desde marzo, que protege contra las cepas más prevalentes, Puerto Montt ha registrado 29 casos de influenza en pacientes UCI durante el último reporte de información epidemiológica.

Sin embargo, la mirada se extiende más allá de nuestras fronteras, hacia el hemisferio norte, donde la cepa AH5N2 (otro tipo de influenza) ha generado gran revuelo. El caso reportado en México, inicialmente señalado como posible causa de muerte de un paciente, encendió las alarmas. Afortunadamente, las autoridades mexicanas y la OMS aclararon que el deceso se debió a padecimientos crónicos.

Este episodio nos invita a cuestionar la posibilidad de una mayor circulación de la cepa AH5N2 (en caso de llegar a Chile), lo que exige una búsqueda activa de nuevos contagios y su posible origen para actuar con base en evidencia.

Cabe destacar que la cepa AH5N2 detectada en México presenta diferencias genéticas con la cepa AH5N1 que afectó al ganado en Estados Unidos. En el país del norte, la preocupación aumenta por la infección de animales silvestres y ganado, y por los primeros casos documentados en trabajadores del sector ganadero. Si bien este panorama enciende las alarmas, es importante mantener la calma.

Desde el brote inicial de AH5N1 en China en 1996, la OMS ha documentado casos a nivel mundial cada año, con una decena de casos en lo que va del 2024. Por el momento, la cepa AH5N1 se considera una amenaza baja para los humanos, siempre y cuando no se presente transmisión de persona a persona. Hasta ahora, sólo se ha detectado transmisión zoonótica (de animal a humano) y entre animales.

No obstante, es crucial que las autoridades evalúen la preparación actual para enfrentar nuevos brotes y consideren la actualización de las vacunas para la próxima temporada, tomando en cuenta las nuevas cepas que podrían llegar a estar en circulación en los humanos. En este sentido, lo que ocurra en el próximo invierno del hemisferio norte podría adelantarnos la situación que Chile podría vivir en el 2025 y poder estar alertas si la cepa AH5N1 pudiese convertirse en una nueva emergencia sanitaria.