Funcionarios del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) en
las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá llevaron a cabo la interceptación
de camiones que transportaban productos hortofrutícolas, ingresados
clandestinamente al país en calidad de contrabando. Esta acción se enmarca en
la misión de salvaguardar y mejorar la condición fito y zoosanitaria de Chile.
“La importancia de esta labor radica en que este tipo de frutas representa un
riesgo para la salud de nuestra agricultura, al ser portadoras de plagas
perjudiciales como la mosca de la fruta, así como otras plagas no presentes en
Chile. Adicionalmente, presentan residuos de plaguicidas prohibidos por el SAG,
basado en la evidencia científica de causar daños a la salud de las personas y
al medio ambiente” comenta José Guajardo Reyes, director nacional del SAG.
Desde septiembre se ha estado llevando a cabo
la toma de muestras vegetales de productos decomisados con el propósito de
realizar análisis de residuos de plaguicidas en cada una de estas especies. En
el monitoreo, se recolectaron 30 muestras en las regiones de Arica y Parinacota
y Tarapacá, abarcando diversas especies ingresadas ilegalmente como mandarinas,
mangos, naranjas, ñame, paltas, papas, papayas, pepino dulce, piña, plátano,
sandía, tomate, uva, yuca y granadilla. Todas las muestras fueron analizadas
por el Laboratorio GCL Eurofins, autorizado por el SAG.
Fue así como en nueve de las muestras tomadas
se encontraron sustancias activas no autorizadas en Chile para el cultivo
correspondiente, violando así la normativa del SAG según el artículo 34 del
Decreto Ley 3.557. Asimismo, en el monitoreo se identificaron once muestras que
excedían los límites máximos de residuos permitidos por la normativa nacional
establecida en la Resolución 892/2020 del Ministerio de Salud. Esta resolución,
basada en el Codex Alimentarius y las normas de la Unión Europea y la FDA de Estados
Unidos se aplica a productos tanto nacionales como importados.
En este contexto, resalta una muestra de papa
que evidenció la presencia de residuos de carbofurano, y otra muestra de uva de
mesa en la que se detectaron residuos de monocrotofós. Es importante destacar
que ambos plaguicidas están prohibidos por el SAG, según la Resolución
4245/2019 y la Resolución 6149/2023, respectivamente. Para asegurar que no eran
casos aislados, el SAG tomó un segundo set de muestras de papas y uvas durante
el mes de noviembre, donde apareció por segunda vez el residuo de monocrotofós
en uva de mesa.
Estudios realizados en la Unión Europea y
Canadá mostraron resultados de alta preocupación por daños neurológicos
asociados a los residuos de carbofurano, y con riesgos de exposición asociados
a la manipulación por parte de trabajadores, así como razones de preocupación
para el consumidor, mientras que en el caso del monocrotofós, estudios
científicos realizados en Australia y Hungría demostraron afectación al
medioambiente, especialmente en aves, razón por la cual se prohibió.
Un llamado a la
responsabilidad compartida
Guajardo señala que: "Los vegetales de
ingreso ilegal (contrabando) son una amenaza tremenda, ya que pueden contener
plagas que ponen en peligro nuestra agricultura y el medio ambiente, mientras
que los residuos de plaguicidas prohibidos por el SAG aumentan el riesgo para
la salud de los consumidores. Estos productos ilícitos representan un doble
peligro: para nuestra agricultura y para nuestra salud”, señala.
Los productos que ingresan de forma ilegal
por pasos no habilitados carecen de la certificación fitosanitaria requerida
por Chile. “En este caso particular, la dificultad para establecer el país de
origen de los productos decomisados y la falta de trazabilidad fueron factores
determinantes para decidir la eliminación de todo lo interceptado debido a su
peligrosidad fitosanitaria”, indicó la máxima autoridad del SAG.
En lo que va corrido del año ya se han
decomisado en la macrozona norte más de 950 toneladas de productos vegetales
ingresados ilegalmente. Todos estos productos no llegan a los consumidores,
porque el SAG determinó que sean destruidos, mediante enterramiento sanitario o
disposición en vertederos.
El SAG ha intensificado su rol fiscalizador
para garantizar la sanidad e inocuidad de la agricultura, haciendo un llamado a
los comerciantes de frutas y hortalizas, a cerciorarse de que adquieran
productos con trazabilidad y origen conocido, así como a los consumidores a
comprar siempre en el comercio establecido productos generados por
agricultores y agricultoras responsables en sus aplicaciones como única medida
de protección, especialmente dirigida a poblaciones más sensibles como niños,
personas adultas, mujeres embarazadas y aquellos con afectaciones
inmunológicas.
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