Atribuido a Max Erhmann en el año 1927 y
publicado en 1948, Desiderata es un poema que recuerdo en este momento al
despedir el año 2023. Cito algunos de esos versos:
“La vida está llena de heroísmo… Cultiva la
firmeza del espíritu, para que te proteja en las adversidades repentinas. Muchos
temores nacen de la fatiga y la soledad.
Sobre una sana disciplina, se benigno contigo
mismo. Tú eres una criatura del universo.
No menos que las plantas y las estrellas,
tienes derecho a existir”.
Claro que sí, hubo varios momentos de este año
que han requerido de ese heroísmo y firmeza para dejar emerger lo mejor de
nosotros.
Cada uno, en su día a día, habrá experimentado
la fatiga, quizás la soledad al final de un arduo quehacer. Y, en tantos afanes
en que nuestra capacidad e incapacidad se han entremezclado.
Habrá nuevos aprendizajes y amistades que, al
mirar este año, hasta nos sorprenden y ojalá atesoremos. O quizás desilusiones
y proyectos que han significado frustración y los hemos vivido como fracaso. Ante
esto, como se ha acostumbrado ante el fracaso y la frustración per se,
la vivencia de lo negativo deja sus huellas. Nos habremos cuestionado y auto
sancionado, incluso severamente.
Y así sigue un largo enumerar de momentos,
hechos, pensamientos que comienzan a aparecer al hacer balance de este año.
Y ahí ¡qué bien! nos viene este poema de
Ehrmann. Justamente, es pertinente y necesario valorarnos y agradecernos por
todos esos momentos en que tuvimos buena actitud. También por aquello que no
supimos hacer o no fuimos afortunados en el decir y nos equivocamos. Allí hubo
momentos para aprender. En alemán hay una expresión que viene al caso: “nicht verpassen”, es decir, “no
dejar pasar” esa oportunidad. Han sido momentos para ampliar nuestra zona de
confort. Que siga, por tanto, creciendo este 2024 en nosotros lo bueno, lo
bello y verdadero hasta alcanzar su plenitud.
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