Es indiscutible la importancia
de una buena alimentación en niños y adultos, pero si se viven situaciones de
estrés, donde las emociones pasan a tener mayor protagonismo, se pueden
provocar desórdenes en la ingesta calórica a corto plazo y consecuentemente sobrepeso,
obesidad y otros problemas. Por este motivo, la re-implementación de una dieta
saludable y atractiva para los escolares es hoy una prioridad para el Estado y
privados.
El Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la
Universidad de Chile (INTA), elaboró recientemente el Índice de Riesgo de
Obesidad Infantil Comunal (IROBIC). El estudio señala que “la pandemia de la
obesidad es uno de los más preocupantes problemas de salud pública que existen
en nuestro país. A nivel latinoamericano, Chile es uno de los países con la
mayor prevalencia de obesidad infantil. De hecho, cifras recientes del Mapa
Nutricional Junaeb establecen que esta alcanza el 25,4% de los niños y las
niñas”.
Sin duda, gran parte de los orígenes de este problema
surgieron en la pandemia, debido las consecuencias emocionales que trajo el
encierro, la incertidumbre, la inasistencia a clases y las repercusiones a
nivel intrafamiliar. En este contexto, la Escuela de Nutrición y Dietética de
la Facultad de Medicina de la Universidad Finis Terrae realizó un estudio para
evaluar el cumplimiento de las recomendaciones de estilo de vida propuestas a
nivel nacional e internacional en niños y niñas menores de 2 años durante la
pandemia en Chile. Entre sus principales resultados encontramos una baja
introducción de algunos alimentos como las legumbres (39%), pescados (35%) y el
huevo (23%). Esta situación puede aumentar el riesgo de deficiencia nutricional
y trastornos alimentarios.
Marcela Lizana, nutricionista y Sub gerente del
Departamento Técnico de Soser, empresa concesionaria del Programa de
Alimentación Escolar -PAE- de Junaeb en todos los establecimientos
educacionales de la Región de O´Higgins y presente en otras regiones, dice al
respecto: “según distintos especialistas médicos, la psiconutrición, como
propuesta de intervención para la salud, observa la relación entre las
emociones, creencias, pensamientos y vivencias de estrés, con el peso, imagen
corporal, alimentación y los signos y síntomas de patologías nutricionales”. Y
añade: “en momentos de inestabilidad emocional las personas en general consumen
más alimentos grasos y/o altos en azúcar. Se habla de alimentación emocional
cuando se usa para calmar el estado emocional, por eso hay que seguir consejos
de nutricionistas para evitar exponerse”.
La
importancia de inculcar en la población una alimentación sana ha sido
fundamental luego del regreso a clases presenciales de los establecimientos educacionales
acogidos al PAE de Junaeb. Desde Soser indican que han tenido como eje volver a
implementar los principales hábitos alimentarios que favorecen la salud de los
niños y niñas. “Buscamos entregar una alimentación muy variada y equilibrada
para nuestros niños y encontraremos en los menús la inclusión a diario de
frutas y verduras, por ejemplo, las verduras las encontramos en la ensalada de
entrada y además en los platos de fondo. Por otro lado, las frutas podemos
encontrarlas en el desayuno como también en el postre del almuerzo. También
incluimos alimentos autóctonos de cada región según indicación de Junaeb”.
Hace ya unas semanas se dio inicio al primer
semestre escolar para todas las zonas donde Soser presta servicios. “Lo que se
quiere es tener una muy buena asistencia a los comedores y así colaborar en la
alimentación equilibrada de las niñas, niños y jóvenes, aprovechando siempre al
máximo los recursos entregados”, dice Alex de Baeremaecker, Asesor de servicios
de Soser.
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