Por Tatiana Ivanoff Ruiz
Directora de Formación e identidad
Instituciones Santo Tomás Osorno
Semana Santa es un periodo que nos
permite el agradecimiento, la reflexión, y la búsqueda de paz, lo que nos
otorga la oportunidad de mejorar individual o colectivamente.
Durante toda su historia, la
humanidad ha vivido y vive periodos convulsos o conflictivos, de ajustes
políticos, económicos, sociales o culturales, donde muchas veces las
problemáticas no se han resuelto a través del diálogo y el respeto, sino que se
han zanjado a través del enfrentamiento, la guerra, la violencia, el descrédito
o cualquier otra forma semejante, contraria a la paz, la justicia y la
hermandad; nuestro país no ha estado ajeno a procesos difíciles y ha
enfrentado la dificultad para resolverlos, aunque en muchas ocasiones hemos
sabido hacerlo de manera civilizada, hoy tenemos la necesidad urgente de
resolverlos desde los valores humanos, buscando el camino de la justicia y de
la paz para que estos ajustes sean duraderos.
La educación es el medio a través
del cual, el humano aprende y se perfecciona, impactando en sí mismo y en la
sociedad, por tanto, la familia y las instituciones educativas cobran vital
importancia en el modelado de la sociedad que queremos construir.
En las instituciones Santo Tomás
todos los años se resalta un valor a través de un personaje significativo, este
año María Montessori destaca como un gran referente de la educación para la
paz, quien es considerada como una de las grandes mujeres y pedagogas de
nuestro tiempo, para ella la educación constituye la mejor herramienta para
construir la paz. Su propuesta pedagógica, que nace desde su experiencia,
conocimiento y contexto, se convierte paulatinamente en metodología vigente en
nuestros días ya que promueve naturalmente la socialización, el respeto y la
solidaridad. Montessori nos señala que “establecer una paz duradera es obra de
la educación; lo único que puede hacer la política es librarnos de la guerra.
Es urgente entender la necesidad de la colectividad y unirnos en el esfuerzo
para la construcción de la paz”.
La paz ciudadana comienza en el
hogar y se extiende a la ciudadanía o comunidad; la paz se construye a través
de la formación de un ser humano integral, respetuoso y respetable, capaz de
manejarse por sí mismo, de establecer objetivos para sus propios actos o a ser
dueño de su propia fuerza de voluntad. María Montessori nos señala que hay que
“enseñar enseñando, no corrigiendo”, hay que educar con el ejemplo, es preciso
preguntarse ¿estamos educando para la paz a nuestros hijos con nuestras
acciones diarias?, ¿somos justos tolerantes, respetuosos, inclusivos,
fraternos, solidarios con nuestros vecinos, conciudadanos o familiares?
Responder estas preguntas y mejorar lo necesario es un buen comienzo para
educar con el ejemplo y aportar desde nuestros hogares a la paz en la
ciudadanía.
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