De acuerdo a lo
que establece la actual Ley General de Pesca y Acuicultura, SERNAPESCA es el
organismo encargado de resguardar la fauna marina protegida, entre ellos:
tortugas marinas, pingüinos, delfines, hasta los grandes mamíferos marinos como
las ballenas.
Existe una
reglamentación que regula el avistamiento de los cetáceos mayores, como ballenas
jorobadas y cachalotes, con quienes se debe mantener una distancia mínima de
100 metros, considerando para ello el ejemplar más próximo a la nave. La
observación de la ballena azul, en tanto, debe efectuarse a una distancia
mínima de 300 metros. Mientras que la observación
de la ballena franca austral del Pacífico sur - oriental, dado su muy alto
grado de amenaza, deberá efectuarse sólo desde plataformas ubicadas en tierra.
Estas
reglas de avistamiento son una forma de resguardo, pero las amenazas de los
grandes mamíferos marinos son diversas. En cuanto a los
grandes cetáceos varados, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura tiene un
balance poco alentador. Entre los años 2015 y el 2021, registran un total de
538 ejemplares varados en todo Chile por diferentes causas, entre ellas,
impactos de naves.
Ricardo Sáez,
Encargado Nacional de la Unidad de Conservación y Biodiversidad de SERNAPESCA,
indicó que el servicio ha participado desde el inicio del proyecto de la
instalación de la boya inteligente que detecta el canto de las ballenas en el
Golfo de Corcovado, y que fue financiado por la Fundación Meri, con apoyo del
Ministerio de Medio Ambiente.
“El proyecto es
muy beneficioso, no solo para el resguardo de los cetáceos, sino que también
para las coordinaciones interinstitucionales público-privadas. Cuando ocurren
varamientos de cetáceos, muchos de ellos presentan signos de haber sido
embestidos por algún tipo de embarcación, sin embargo, a pesar de que en
algunas ocasiones es posible efectuar necropsias, siempre queda la
incerteza de que el varamiento fue producto de la colisión, o si el animal
recibió el golpe post mortem estando a la deriva”, explicó
Sáez.
Esta boya va a ser
la primera alerta para que las embarcaciones puedan bajar la marcha, puedan
tener la posibilidad de poner un vigía en cubierta y tener una navegación
segura, tanto para las ballenas como para la propia tripulación.
Sonia Español
Jiménez, Directora Ejecutiva de Fundación Meri y Directora del Proyecto The
Blue Boat Initiative explicó que la boya fue instalada en el Golfo de Corcovado
porque no solo alberga una gran biodiversidad, sino que también es una
importante ruta comercial, “tenemos un gran número de ballenas, pero también
una gran actividad antropogénica, en este caso el tráfico marítimo, por lo
tanto el riesgo de colisión es elevado y es por eso que se elige este lugar
para instalar la primera boya del proyecto The Blue Boat Initiative, aunque en
el futuro esperamos proteger a las ballenas a lo largo de toda su ruta
migratoria”.
De acuerdo a los
registros de SERNAPESCA las ballenas más avistadas en el Golfo de Corcovado son
la ballena Azul, la ballena Jorobada y la ballena Franca Austral, ésta última
se encuentra en peligro crítico de extinción (CR).
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