En los
últimos años, el concepto “crianza respetuosa” se ha vuelto cada vez más común
en los espacios donde se habla de crianza (sociales, académicos, familiares,
redes sociales, etc.). Sin embargo, existe bastante confusión a la hora de
entender y poner en práctica dicho concepto, ya que algunas personas lo han
entendido como “dejar que mi hijo/a haga lo que quiera” o “colocar las
necesidades de niños/as sobre las propias necesidades”, etc.
Si a esto
le sumamos la sobreinformación que hay respecto de cómo “deberíamos” criar a
niños y niñas, y las exigencias de la vida actual, podríamos entender por qué
el acto de criar se ha vuelto cada vez más solitario, por tanto, poco
respetuoso con los adultos que tenemos el rol de cuidador/a.
Ahora
bien, la crianza respetuosa va mucho más allá de si decidimos
y/o podemos portear a nuestros hijos/as, si decidimos y/o podemos practicar el
colecho, si decidimos y/o podemos definir el tipo de lactancia que queremos
practicar o si decidimos desterrar el castigo cómo método de enseñanza. La
crianza respetuosa está por encima de este tipo de decisiones y/o
posibilidades.
En
términos sencillos, podemos decir que la crianza respetuosa es
una forma de vida y de relacionarnos con niños/as desde los principios del
amor incondicional, empatía, igualdad y respeto hacia ellos/as. De hecho, en
la crianza respetuosa se plasman
los derechos de niños y niñas y, por tanto, los derechos humanos, ya que esta
forma de cuidado parental se basa en las respuestas sensibles que podamos tener
los adultos y/o cuidadores ante sus necesidades.
Sin
embargo, no es menos importante considerar las propias necesidades de los
adultos cuidadores, porque criar respetuosamente no significa olvidarse de uno
mismo y entregarse por entero a nuestros hijos/as. Muy por el contrario, criar
respetuosamente implica ser respetuoso con uno mismo, ya que ¿cómo podríamos
criar respetuosamente si no tenemos espacios para seguir siendo “seres humanos”
más allá del rol de “cuidador”? y ¿cómo podríamos criar respetuosamente a
niños/as si nos terminamos olvidando de nuestras propias necesidades y
limitaciones?
Para
criar respetuosamente debemos cuidarnos para poder cuidar a otro ser humano.
Así como nuestros hijos/as se dan cuenta de todo lo que ocurre a su alrededor,
también perciben nuestro estado emocional, por lo tanto, debemos hacernos
responsables de nuestro cuidado. Esto significa ser conscientes de nuestro
propio estado emocional, reconocer nuestras fortalezas y limitaciones,
identificar nuestras necesidades de apoyo y acompañamiento, aceptar que no
necesitamos saberlo todo y que siempre es posible aprender, desarrollar y
entrenar las habilidades que sean necesarias para criar respetuosamente.
Quizás
esto pudiera sonar otra “obligación” más, pero más que eso queremos que sepas
que no estás solo/a en la crianza y que como dice el proverbio africano “para
criar a un niño hace falta una tribu entera” y en Fono infancia
queremos ser parte de esa tribu, por lo que te invitamos a contactarnos
de lunes a viernes, de 08:30 a 19.00 horas, por teléfono, llamando al 800 200
818, o por chat desde www.fonoinfancia.cl, donde un equipo de psicólogas/os expertas/os en
temas de niñez y familias están dispuestos a acompañarte en este y otros temas.
Por Carolina Diez Pastene, psicóloga, profesional supervisor del
Departamento de Promoción y Fono infancia de la Dirección Nacional de Promoción
y Protección de la Infancia de Fundación Integra.
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