Expertos coinciden en que la convivencia escolar se debe abordar no sólo
desde la reacción ante eventos de violencia, sino desde la prevención positiva,
generando climas que favorezcan el aprendizaje, preparando mejor al cuerpo
docente e incentivando el sentido de comunidad entre los escolares.
¿Qué tan
preparados estamos para enfrentar diversas situaciones de convivencia escolar?
Esa fue la interrogante que dejó el seminario Emociones y Convivencia en el Aula: Cómo Avanzar hacia un Mejor Clima,
actividad organizada por la Universidad San Sebastián y que convocó a
directivos, orientadores, psicólogos y profesionales de diferentes
establecimientos educacionales de la Región de Los Lagos en el Aula Magna
Universitaria.
En la oportunidad,
el Doctor en Psicología Educacional y Magíster en Psicología Clínica Infanto
Juvenil, Christian Berger, expuso sobre cómo comprender la violencia desde la
perspectiva de la convivencia y el desarrollo socioemocional. El profesional argumentó,
que más allá de tener planes educativos que reaccionen ante situaciones de esta
naturaleza, lo importante es que también podamos abordar el tema desde la
prevención.
“Tenemos que
enfocarnos en lo que construimos, no solo en lo que evitamos. Es como la salud,
la salud no es ausencia de enfermedad, también tiene mucho que ver con el
bienestar y la calidad de vida. Lo mismo ocurre con la convivencia escolar,
¿qué tipo de climas estamos construyendo? La escuela debe ser un lugar donde
existan contextos de cuidado y los estudiantes se sientan seguros. Para
aprender hay que estar emocionalmente bien y si me siento inseguro, no voy a
poder hacerlo”, expresó.
Berger agregó que
el enfoque para abordar estos temas debe ser más integral, “entendiendo
que la violencia no responde a
niños malos y/o con problemas individuales, sino más bien a la manera en que
hacemos sociedad, a la manera en que nos estamos definiendo o cómo generamos
espacios y modelos de desarrollo emocional en los contextos educativos”.
Profesores más preparados
En la línea de lo anterior, abordar la convivencia escolar desde la
figura de una víctima y un victimario es reducir la complejidad de las
relaciones humanas a una situación en el que todos somos responsables.
La Doctora en Psicología Soledad López de Lérida advierte que el rol
docente también resulta importante para desarrollar climas educativos, pero es
relevante que éstos puedan tener las herramientas y metodologías necesarias
para ello, “profesores emocionalmente
competentes van a poder motivar el aprendizaje en los alumnos, vincular el
aprendizaje de sus emociones, van a transmitir experiencias positivas,
generando atmósferas de encuentro colectivo en el que se crea sentido de
comunidad para avanzar de manera colaborativa en el aula”, expresó.
López de Lérida, quien también es especialista en psicología clínica
infanto juvenil, explica que “las universidades deben incorporar estas temáticas a los curriculum de
formación inicial de los profesores. Hoy es un ámbito ausente en el desarrollo
profesional inicial, al menos, pero la formación continua ha comenzado a
abordar estos temas. Aun así, siento que Chile ha ido avanzando, hay un mayor
reconocimiento sobre áreas que son importantes como la convivencia y la autoestima”.
Buenas prácticas
Para la psicóloga Carmen Birke, Magíster en Educación y Formación
Universitaria, a la hora de construir climas saludables de convivencia escolar
es necesario incentivar conductas tan cotidianas como “estimular el saludo, pedir permiso, dar las
gracias, compartir, escuchar, felicitar, ayudar e incluir, porque cuando eso se
pierde, tenemos situación de exclusión y damos espacio para el maltrato y la
violencia”, puntualizó.
La profesional, diplomada en Gestión Directiva de Organizaciones Escolares, destacó
que prácticas como la acogida e inducción de alumnos nuevos, el cuidado de los
espacios físicos, el trabajar una actitud o valor por mes, generar acuerdos de
convivencia e incluso otorgar premios por superación personal o generar un proyecto
de curso, favorece la creación de una comunidad escolar.
“Hay metodologías que ayudan en eso, como el aprendizaje cooperativo, el
trabajar con otros, para llegar a construir estas comunidades de aprendizaje,
donde el bien de todos, está por sobre el bien de individual. Eso lo podemos
hacer generando colaboración y no competencia”, expresó.
En palabras de Berger, generar confianza es clave para el trabajo
colaborativo entre estudiantes y profesores. Por eso, medidas como la
implementación de detectores de metales en los colegios, como el caso de un
establecimiento educacional de Valparaíso, es efectivo para evitar el ingreso
de armas, pero no así para crear climas de una mejor convivencia.
“La evidencia internacional muestra que, en general, las medidas
punitivas no son efectivas. En el caso de los detectores de metales no son
efectivas por el mensaje implícito que llevan y la relación que establecen con
los estudiantes. Yo entiendo que esto obedece a un fin noble que es impedir la
violencia, evitando que ingresen armas a las escuelas, lo que es un objetivo
válido, pero no es el mejor camino porque instala una cultura de desconfianza y
temor que genera un clima que no favorece, precisamente lo que estamos
buscando, una convivencia más positiva entre las personas”, argumentó el
especialista.
Bajo este escenario es importante -dice Carmen Birke- que los
establecimientos trabajen en la prevención y activen de manera adecuada sus
protocolos. “Una de las quejas más comunes
que escucho es que los colegios no hacen nada. Por lo tanto, una intervención
oportuna es la que debe realizarse, en la medida que uno toma conocimiento de
una situación”, concluyó.
Actualmente, el seminario se encuentra alojado en el canal de Youtube de
la Universidad San Sebastián en Puerto Montt, al cual pueden acceder los
interesados que deseen profundizar sus conocimientos en la materia.
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