En la misa celebrada este domingo a las 12h en el templo principal de Santiago, el arzobispo señaló que “la resurrección no termina en Jesucristo, afecta a la humanidad y la creación”, y centró su homilía en la esperanza de la vida tras la muerte. Por otro lado, en la vigilia del sábado puso énfasis en el amor transformador y repitió que “Chile necesita ciudadanos que piensen no sólo en sí mismos sino en el bien del país”.

 

Media hora antes de que comenzara la misa de Resurrección, la Catedral Metropolitana ya estaba llena de fieles y de familias completas. Chilenos, venezolanos, peruanos y personas de distintas nacionalidades esperaron alegres a que comenzara la ceremonia que celebra el triunfo de Jesucristo sobre la muerte, que trae la esperanza al mundo entero.

 

A las 12 en punto de este domingo el cardenal Celestino Aós acompañado de sacerdotes, diáconos y seminaristas dio inicio al rito y comenzó bendiciendo con agua bendita a los presentes.

 

En su homilía, el arzobispo enfatizó la Resurrección de Jesús "¿Qué tiene que ver la resurrección y nosotros?”. El cardenal dijo que la humanidad en el siglo XXI se cree sabia y poderosa, “casi dioses”, pero que la pandemia nos hizo “tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad, nos ha llevado a la inquietud y al miedo. A enfermar y morir”. Y añadió que los seres humanos “miramos solo la vida terrena".

 

“La Resurrección no termina en Jesucristo, sino que tiene un despliegue más amplio, afecta a la humanidad y la creación”, aseguró. Y añadió que “Jesús es el primogénito de entre los muertos, el primero en nacer de la muerte. Resucitó de entre los muertos como primicia de los que duermen”. Por eso, ¿qué podemos esperar después de la muerte?: “A la otra orilla nos espera alguien, Dios Padre, Jesucristo, el Espíritu Santo y la Virgen María, y nuestros seres queridos glorificados ya”. 

 

Palmira es una mujer mayor y es chilena. Llegó cerca de las 10:30h a la catedral y logró sentarse en una de las primeras bancas antes de la misa. Al salir, dijo que ella asistía siempre a la eucaristía de domingo de Ramos y la de Resurrección. Este año regresó a este templo tras estar tres años en su casa “encerrada” por la pandemia. "Uno cree en la casa que se está perdiendo la fe por tanta maldad, tanta cosa”, agregó. Es por esto que se sorprendió con la cantidad de fieles que asistieron. “Ha sido emocionante y estoy feliz de que hayamos muchos católicos que venimos a buscar el pan acá”, concluyó.

 

“Chile necesita ciudadanos que piensen en el bien del país”.

 

La homilía del cardenal la noche anterior estuvo centrada en la actualidad de Chile.

 

Durante la celebración de la Vigilia Pascual, que se realizó entre las 20 y las 23h del sábado, monseñor Aós, recordó el Evangelio de Mateo, cuando relata que algunas personas prefirieron ocultar que Cristo resucitó. “Porque creer y proclamar la Resurrección de Jesucristo trae consecuencias”, dijo.

 

También animó a los cristianos a que “pensemos y actuemos como Él para defender la vida, para mantener la fidelidad del matrimonio, para ayudar al que cayó y pecó a que se arrepienta y corrija, para acoger al inmigrante, para repartir con justicia, para pensar en los demás y no en nuestros mezquinos intereses”.

 

“Lo dije a los pies de la cruz y lo repito ante Jesús Resucitado: Chile necesita ciudadanos que piensen no sólo en sí mismos o en los intereses de su grupo o partido sino en el bien del país, en los valores que engrandecen a todos”, añadió.

 

Luego, señaló: “Queremos y buscamos un Chile donde todos convivamos respetándonos, escuchándonos, dialogando, colaborando, cuidando especialmente a los más pobres y utilizando responsablemente la naturaleza. Una familia, una sociedad donde uno o unos pocos disfrutan mientras otros sufren caminan hacia el conflicto y la desintegración”.

 

La fuerza transformadora del amor

 

En la misma homilía, el cardenal recordó que fue Jesucristo quien instituyó la Iglesia. “Es una comunidad que se forma y en la que se valora, se acoge, se ayuda a cada nuevo integrante. No se ignora su pasado (...) También hoy somos pecadores y hay muchas faltas en nuestras comunidades. Hay que fomentar una mística de fraternidad y al mismo tiempo una organización social más eficiente”, dijo.

 

“Los invito a creer y amar a Jesús Resucitado y a creer y amar a los hermanos, a caminar con ellos en la fe tratando de construir una sociedad más justa, fraterna y cristiana”, concluyó.