Bajo la figura de
parque marino, el área ubicada en la Región de Los Lagos busca proteger el
ecosistema marino, junto con los hábitats, los procesos y funciones ecológicas
que se desarrollan en este, como una forma de contribuir a la sustentabilidad
de la biodiversidad marina nacional y mundial.
El área propuesta en la ecorregión chiloense cuenta
con un espacio marítimo de 1.019,16 km2, y forma parte de una de las zonas de alimentación
y crianza más importantes reconocida hasta la fecha en el hemisferio sur para
la ballena azul (Balaenoptera musculus),
especie considerada En Peligro. Se estima que al menos el 10% de la población
mundial de ballenas azules está presente en el Golfo de Corcovado, y que éstas
son claves para la lucha contra el Cambio Climático, al cumplir un importante
rol en la captura de carbono, como solución basada en la naturaleza.
El parque marino representa una de las áreas más
relevantes del territorio para la reproducción y alimentación de otros
mamíferos marinos icónicos como, lobos marinos y nutrias, así como importantes
colonias de aves marinas como pingüinos, cormoranes y fardelas, que se ven
favorecidas por el nivel prístino del lugar y ambientes altamente productivos.
El área complementa e integra la transición
terrestre-marina, con relevantes ambientes terrestres protegidos en la parte
continental adyacente, que incluye Áreas Silvestres Protegidas del Estado y
Áreas Protegidas Privadas, así como sitios prioritarios de la Estrategia
Nacional de Biodiversidad, y también ambientes marítimos de importancia global
y de gran valor de biodiversidad.
“La creación de esta área es una gran avance
para el país en términos de política ambiental ya que aporta en el cumplimiento
de metas de conservación y de compromisos adquiridos en los convenios
internacionales suscritos por Chile, como la Convención para la Diversidad Biológica,
el convenio para la protección del medio marino y áreas costeras del Pacífico y
la convención de Bonn sobre conservación de especies migratorias
respectivamente”, señaló el ministro del Medio Ambiente, Javier Naranjo.
En tanto, la Subsecretaria de Pesca y Acuicultura, Alicia
Gallardo, expresó: “Chile es un ejemplo mundial en conservación marina y
debemos seguir en esta senda. El futuro es hoy y nuestro compromiso institucional
por supuesto también está con la conservación marina y el cuidado de su
biodiversidad. El océano es un sistema integrado que funciona en cadena y, en
la medida que lo protegemos, aseguramos un océano sano. El equilibrio entre
desarrollo productivo y protección es la clave para que nuestro mar nos siga
ofreciendo sus bondades”.
Sumidero de carbono y Zona de ballenas
En promedio, cada ballena captura 33
toneladas de CO2, y extrae y acumula, durante siglos ese carbono de la atmósfera.
Así, la protección y conservación de estas zonas de la Patagonia chilena busca
que sea considerada como un refugio climático, en donde se fomente la recuperación
y mantención de la integridad de los ecosistemas marinos, se reduzcan las
presiones sobre estos y de esta manera se fortalezcan las funciones y servicios
ecosistémicos, como el ser un sumidero de carbono, para colaborar con los
esfuerzos mundiales y nacionales.
Del mismo modo, el área es importante para
ballenas sei (Balaenoptera borealis)
en categoría “En Peligro crítico”, y delfín chileno (Cephalorhynchus eutropia) en categoría “Vulnerable”, junto con
otros objetos de conservación como la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae), y el delfín austral (Lagenorhynchus australis), además de
la especie Sprattus fuegensis (sardina
austral) por su características genéticas y rol ecosistémico, y la
especie Euphausia vallentini
(krill), por su rol en la base alimentaria de las especies de ballenas objetos
de conservación del parque marino.
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