Frente a la histórica plaza del Roto Chileno, en Santiago, los fieles de
la parroquia San Saturnino no ocultan su alegría por volver a encontrarse en el
templo. Tras once años y medio cerrado, debido a los graves daños producidos
por los terremotos de 1985 y de 2010, las campanas volvieron a sonar el mediodía
del domingo 29 de agosto en esta iglesia patrimonial.
Mientras que en el
exterior, el Cardenal Arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós, recibía simbólicamente
las llaves de la parroquia, junto al gobernador de la Región
Metropolitana, Claudio Orrego,
la alcaldesa de Santiago, Irací
Hassler, el párroco de San Saturnino, padre Álvaro Chordi y los coordinadores del consejo pastoral.
Tras el rito de apertura, la procesión ingresa al templo para vivir la
eucaristía, cuyos signos plasmaron la identidad comunitaria y multicultural de
barrio Yungay.
“Cristo nos restaura por dentro”
La eucaristía, que
fue transmitida a través de Emol y por las redes sociales del Arzobispado de
Santiago, unió a más de 50 mil fieles en línea, y fueron testigos de este
importante acontecimiento desde sus hogares. En su homilía, monseñor Celestino
Aós valoró lo hermoso que es reparar las ruinas exteriores y este templo quedó
en ruinas después de dos terremotos. “Hoy, nos alegramos por lo que está
pasando. Que ustedes lo disfruten mirándolo y que lo cuiden con esmero”. Sin
embargo, aclaró: “la invitación de mirar por dentro. Jesús mira el interior”.
Más adelante, el
Arzobispo subrayó que también la convivencia requiere de reparaciones.
“Las instituciones y las leyes deben adecuarse para el servicio del bien común,
para una mejor convivencia”. No obstante, “los corazones ¿Quién los reparará?
¿Quién reparará el interior de los chilenos? Nosotros confiamos en Jesucristo,
que es nuestro salvador, quien perdona nuestros pecados y nos restaura por
dentro”, expresó.
Monseñor Aós,
manifestó que esta parroquia seguirá abierta “para el que todo quiera entre a
encontrarse con Jesucristo y que se encuentre con sus hermanos en la fe. Aquí
está Jesús, el de la buena esperanza, el de la eucaristía y desde aquí se sale
con los ojos abiertos y con las manos dispuestas para proclamar la convivencia
social y la vida de los hermanos”.
La parroquia como protagonista del desarrollo social y cultural
Tras la
celebración, algunas de las personas que han estado involucradas en la
restauración de la parroquia, brindaron algunas intervenciones en que
resaltaron el aporte que entrega la parroquia San Saturnino para la vida de las
vecinas y vecinos de barrio Yungay, pues, es centro de ayuda y de encuentro
para familias, las personas vulnerables y de la población migrante, tal como lo
realiza Fundación Frè. Este espacio también sirvió para presentar otro
proyecto: la Fundación Jesús Buena Esperanza, cuyo objetivo es devolver a la
ciudad y al barrio la inversión que se ha hecho.
Padre Álvaro Chordi, párroco de San Saturnino, “La misión de esta comunidad parroquial es anunciar a Cristo, brindar
misericordia, involucrarse en la vida del barrio, engendrar y dar vida con
ternura, acompañar procesos formativos, festejar la vida y celebrar la fe.
Nuestro lema aparece en el muro de la entrada del recinto parroquial: «con un
oído en el Pueblo y otro en el Evangelio». Nuestra parroquia es el barrio”.
Felipe Errázuriz, arquitecto a cargo de las obras de restauración
de la parroquia San Saturnino. “El
interior del templo, tiene características muy especiales para las iglesias de
la zona central, con naves equivalentes, vitrales de gran valor y ricos
decorados en sus estructuras que se tuvieron que recuperar. El equipo de
la constructora trabajó con mucha dedicación y detalle para poder llegar al día
de hoy con este proyecto recuperado y puesto a disposición de la comunidad. Una
de las cosas bonitas de la construcción, es que esto se trata de un esfuerzo
colectivo. Por eso, en la entrega de las llaves se ha hecho en representación
de mucha gente”.
María Pía Silva, abogada, ministra del Tribunal Constitucional, e
integrante del Directorio de la Fundación Jesús de la Buena Esperanza. “Lo importante es que vamos recogiendo una
actividad que ya lleva desarrollándose desde hace muchos años, pero que se ha
ido consolidando en este tiempo. Que la parroquia se inserte en un barrio que
tiene mucha vida y la fundación busca especialmente propiciar el conocimiento y
devoción de Jesús de la buena esperanza”.
Irací Hassler, alcaldesa de Santiago, “Hoy, reabrimos una parte de la historia de Santiago y de nuestras
comunidades. Reabrimos espacios, donde la iglesia es un lugar de encuentro y de
inclusión, y que se siga fortaleciendo a lo largo de estos 177 años acompañando
a distintas generaciones en el camino de la solidaridad, de la cooperación y la
protección a los más excluidos de Santiago”.
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