El Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura
(SERNAPESCA) confirmó que la causa de muerte de la ballena azul varada la
semana pasada en Chumeldén, región de Los Lagos, fue producto de la colisión
con una embarcación. La información fue dada a conocer una vez conocidos los
resultados preliminares de la necropsia realizada el viernes pasado.
Así lo informó el médico veterinario Mauricio
Ulloa, especialista en cetáceos de la Unidad de Conservación y Biodiversidad de
Sernapesca, quien supervisó el procedimiento realizado por especialistas de la
ONG Pantalhassa y de Fundación Meri, organizaciones con programas especiales
dedicados al cuidado y conservación de cetáceos.
Ulloa detalló que se trataba de un ejemplar juvenil
macho de poco más de 14 metros de longitud y 30 toneladas de peso. "Era
una carcasa en estado 4 de conservación, que quiere decir que presentaba cierto
grado de descomposición, ataque de carroñeros y desprendimiento de la
piel".
A nivel torácico había un hematoma grande que
sugería una colisión importante. Posteriormente, al remover la capa muscular,
apareció que el corazón estaba fuera de la cavidad torácica, lo cual nos da un
indicio que el impacto fue verdaderamente severo y lo que le produjo la muerte
al animal".
Del mismo modo el director científico de la ONG
Panthalassa, Frederick Toro, detalló que la necropsia se llevó a cabo con un
trabajo simultáneo en tres secciones del animal, y que de este modo pudieron
determinar que “externamente tenía algunas lesiones menores en la piel
asociadas probablemente a artes de pesca, pero al entrar a la cavidad torácica
encontramos un hematoma y líquido sanguinolento en la zona ventral. En el
corazón presentaba una lesión en el ápice y el músculo cardíaco con hemorragia,
todo lo cual es indicativo de una colisión con una embarcación de tamaño
considerable”.
REFORZAR LA PROTECCIÓN DE LOS GRANDES
CETÁCEOS
Este incidente pone de manifiesto la importancia de
trabajar en medidas para mitigar y prevenir las interacciones entre cetáceos y
naves, lo que requiere de una coordinación de las entidades públicas y
privadas. Así lo indicó Ana María Molina, Directora Ejecutiva de Fundación
MERI, quien señaló que “esto nos lleva a relevar la urgencia de tomar las
medidas necesarias para evitar que estos hechos sucedan. Por ello, desde el año
pasado trabajamos en conjunto con el Ministerio del Ambiente, y muchas otras
instituciones en desarrollar el proyecto The Blue BOAT Initiative en la zona
del Golfo de Corcovado y hacia el sur, con el que buscamos generar una alerta
temprana a las embarcaciones que permita evitar estos impactos. Este proyecto
más cada una de las acciones que pueda realizar cada sector, incluyendo a las
comunidades, será un gran aporte a la protección de estos cetáceos que tantos
servicios ecosistémicos entregan a la naturaleza”.
Ricardo Sáez, jefe de la Unidad de Conservación y
Biodiversidad de Sernapesca, destacó este tipo de iniciativas, señalando que
como institución "es fundamental contar el apoyo de la sociedad civil a
través de proyectos como Blue Boat, que permitirá contar con boyas acústicas
para detectar la presencia de grandes cetáceos, y advertir a las embarcaciones
en la zona". Para Sáez, este proyecto se suma a los esfuerzos que el
Estado ha desarrollado a través de Sernapesca y el resto de la
institucionalidad pesquera, ambiental y marítima, cada uno desde el ámbito de
sus obligaciones, en instancias como el Comité de Ruido Submarino, el Plan de
Conservación y Manejo de la Ballena Franca Austral, la evaluación de la
interacción del delfín chileno con actividades de pesca costera y acuicultura,
la vigilancia en Parques y Reservas Marinas, entre otros.
Además, Sernapesca creó el 2017 la Red Nacional de
Respuesta ante Varamientos de Fauna Marina, y más recientemente la Red Nacional
de Desenmalle de Grandes Cetáceos, recientemente presentada ante el Comité
Científico de la Comisión Ballenera Internacional. Por otra parte, durante el
período de pandemia el Servicio ha realizado una serie de charlas y talleres
abiertos a toda la ciudadanía donde se abordan aspectos como la ecología,
comportamiento y respuesta ante varamiento de grandes cetáceos.
Finalmente, el jefe de la unidad destacó que ya
existen dos resoluciones de la Autoridad Marítima una de carácter obligatorio y
otra voluntaria, que regulan el tránsito y velocidad de las embarcaciones en
dos zonas del país conocidas por la constante presencia de ballenas: la bahía
de Mejillones y el Golfo de Corcovado. En ese sentido, indicó que el objetivo
es ir ampliando y fortaleciendo este trabajo conjunto de la institucionalidad,
la academia y la ciudadanía, para lograr mares seguros para la circulación de
estos valiosos animales.
0 Comentarios